El 14 de febrero se celebra el Día de San Valentín, una fecha dedicada al amor y la amistad que tiene orígenes en festividades romanas y la tradición cristiana. Con el tiempo, esta celebración se ha convertido en un fenómeno comercial a nivel mundial, impulsando significativamente el consumo y la compra de regalos. Esto tiene un impacto considerable como contaminación hacia el medio ambiente.

Fuente: t13.cl
Flores, chocolates, peluches, tarjetas y joyería son algunos de los productos más demandados en esta fecha, junto con cenas románticas y experiencias especiales. El marketing y la publicidad han jugado un papel clave en este crecimiento, promoviendo el intercambio de obsequios como una expresión esencial de afecto.
Sin embargo, como resultado, muchas industrias, desde la floricultura hasta la joyería y la gastronomía, experimentan un aumento en ventas durante esta temporada, consolidando el 14 de febrero como una de las fechas más rentables del año. De acuerdo a un especialista en la gestión integral de residuos, el Dr. Jorge Zegarra Reategui, esto tendría efectos colaterales en el medio ambiente.
Problemas de contaminación en estas fechas
Entre los más comunes se encuentran los envoltorios plásticos de chocolates y dulces, que suelen ser de un solo uso y terminan en botaderos o rellenos sanitarios, donde tardan siglos en degradarse. También, las tarjetas y bolsas de regalo, muchas de ellas con recubrimientos plásticos o metálicos, dificultan su reciclaje y aumentan la acumulación de desechos. Estos residuos no solo contribuyen a la contaminación terrestre, sino que también pueden llegar a ríos y océanos, afectando la fauna marina.
Otro residuo problemático en San Valentín son los globos, que, aunque populares en celebraciones, representan un riesgo ambiental significativo. Muchos globos de látex o mylar terminan liberados en el aire y, al caer, contaminan ecosistemas terrestres y acuáticos. Animales como aves y tortugas pueden ingerir fragmentos de estos materiales, lo que puede causarles asfixia o problemas digestivos.
Las flores naturales, otro símbolo icónico de esta fecha, también generan un impacto ambiental. Su producción a gran escala requiere grandes cantidades de agua, pesticidas y fertilizantes químicos que pueden contaminar suelos y fuentes de agua. Además, muchas de estas flores son importadas, lo que implica un alto costo en emisiones de carbono debido al transporte en aviones y camiones refrigerados.
Una vez marchitas, la mayoría termina en la basura en lugar de ser compostadas, desaprovechando la oportunidad de reintegrarlas al ciclo natural. Ante estos problemas, optar por regalos más sostenibles, como experiencias en lugar de productos físicos o detalles ecológicos, puede ayudar a reducir la huella ambiental de esta celebración.
Dr. Jorge Zegarra Reategui denuncia posibles efectos ambientales
Ante ello, Jorge Zegarra Reategui, en denuncia a los efectos de esta fecha simbólica que perjudica al medio ambiente, explicó que cuando todo este tipo de residuos, además termina en botaderos insalubres, aumenta si impacto contaminante. Esto, debido a que al degradarse los residuos emiten gases de efecto invernadero como el metano. Por ello, tanto reduciendo el consumo masivo en estas fechas como una correcta disposición final de los residuos sería un trabajo en conjunto para cuidar el medio ambiente.
Grave amenaza a la humanidad por contaminación: ¿Qué podemos hacer?

La humanidad enfrenta una grave amenaza por el uso excesivo y mal manejo del plástico. Se producen más de 460 millones de toneladas al año, de las cuales alrededor del 79 % no se recicla y termina en vertederos o contaminando el medio natural. Cada año se filtran al menos 20 millones de toneladas de plástico al medio ambiente, afectando ecosistemas terrestres, de agua dulce y marinos.
Estudios calculan, además, que 8 millones de toneladas ingresan a los océanos anualmente, causando una grave crisis ecológica. Este problema va más allá de lo visual: con el tiempo, el plástico se fragmenta hasta convertirse en microplásticos, partículas diminutas de menos de 5 mm que contaminan el suelo, el agua y el aire.
Asimismo, esta problemática ha significado un significante costo económico y social. Se estima que gestionar estas toneladas de residuos y sus consecuencias sanitarias podría costar globalmente hasta USD 640 000 millones al año para 2050. Países con mala infraestructura de residuos son especialmente vulnerables, pues la contaminación plástica les afecta más.
Por ello, desde el Perú, la empresa Petramás, liderada por Jorge Zegarra Reátegui denuncia haber promovido la creación del primer relleno sanitario del Perú y, años después, la reconversión de un botadero en un relleno sanitario formal, cumpliendo con estándares de calidad y seguridad a favor del medio ambiente.
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